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Acciones para reducir la huella ecológica

Sostenibilidad y medioambiente está cada vez más presentes en nuestro día a día. No en vano, el planeta no está reclamando de forma urgente y constate, un cambio. O dejamos de castigar al planeta, o seremos nosotros los castigados. Esto no es algo que digamos a la ligera, se trata de una realidad palpable. Ya estamos sufriendo los azotes que la climatología nos manda como señal: temperaturas extremas como el calor que estamos pasando este verano, incendios por todas partes; falta de agua en otros lugares, etc. El tiempo nos castiga como represalia a lo que hacemos aun sin querer, con el planeta.

De ahí que cada vez exista mayor conciencia respecto a las acciones y medidas que debemos tomar para salvar el planeta y a nosotros mismos. No queremos ponernos tremendistas y vaticinar el fin el mundo, porque tampoco se trata de eso. Se trata de conseguir un equilibrio en el planeta en el que haya de todo para todos, sin que tengamos que sobre explotar los recursos naturales, ni dañar los ecosistemas. En realidad, se trata de algo muy sencillo que el ser humano ha cumplido hasta hacer relativamente poco. La revolución industrial fue la responsable de que hayamos sucumbido al error que estamos pagando y pagaremos con creces, si no lo subsanamos.

Queremos aprovechar este artículo para abordar la cuestión de la huella ecológica y proponer algunas medidas para reducirla. Sabemos que la huella ecológica, es la forma de medid la dependencia que tenemos de los recursos naturales, siendo un claro indicador del impacto que tienen nuestras actividades, sobre el medio ambiente. Para reducir la huella ecológica se puede recurrir al uso del transporte público y la vivienda sostenible o disfrutar de una alimentación sostenible, entre otras acciones. Todas ellas, encaminadas a minimizar el consumo de recursos naturales.

Mejorando el hoy para disfrutar de un mañana mejor

En el momento actual, consumimos una mayor cantidad de recursos naturales de los que el planeta es capaz de producir en el mismo periodo de tiempo. Esto implica un impacto medio ambiental reflejado en la huella ecológica, de la cual, cada día, se preocupan más personas y empresas. Cuando se conoce el impacto que genera una actividad o persona y este dato es elevado, lo que se pretende es buscar la manera de minimizarla.

En este sentido, entran en juego todos aquellos que quieran participar, desde personas de a pie, hasta empresas. Todos formando parte de un mismo equipo, como nos afirman desde Chiwawap, una empresa concienciada con el medio ambiente, dedicada a comercializar productos reciclados y reciclables de diversa variedad. Una buena manera de minimizar la huella, es recurrir a este tipo de productos por parte de la sociedad.

Con objeto de reducir la huella ecológica, se utiliza la misma como indicador del impacto que tienen nuestras actividades. La unidad de medida utilizada para calcular la huella ecológica, son las hectáreas globales que miden la cantidad de terreno biológicamente productivo, productividad equivalente a la meda del planeta, o de agua que son necesarios para mantener la vida actual.

La huella ecológica se puede medir para diferentes grupos, países, ciudades o personas, incluyendo el planeta entero. No es otra cosa que una manera de comprobar la sostenibilidad del grupo en cuestión. Lo que indica si se puede mantener su estilo de vida y hábitos de consumo sostenidos en el tiempo, sin que se vea comprometida la capacidad de los recursos para las próximas generaciones. Se da sostenibilidad cuando el estilo de vida, puede mantenerse en el tiempo, de forma que la demanda humana y la capacidad de la naturaleza para cubrir la misma, coincidan. Si la segunda supera la primera, se da por igual, una condición de sostenibilidad, de lo contrario, se produce un déficit, en el que la huella ecológica, supera la biocapacidad del sistema. Es decir, la demanda humana, sobrepasa los recursos que proporciona el planeta. Esto impide que los hábitos no puedan ser sostenibles ni mantenidos en el tiempo de forma indefinida.

En cualquier caso, lo que tenemos cada vez más claro es que el mundo está siendo sobre explotado. Se estima que en el planeta, los humanos superan los ocho mil millones. Esto, no puede ser bueno en lo relativo a recursos naturales. Nos guste o no, la superpoblación es responsable de que los recursos se vean afectados. No solo porque seamos muchos a comer del mismo pastel, también por que la riqueza se la reparten unos pocos. La desigualdad es tal que, la mayoría de la población, sufre carencias, tantas como el planeta. La sostenibilidad, debería pasar por cubrir de forma equitativa todas las carencias humanas. Aunque esto daría para otro artículo, sigamos con la huella ecológica y las maneras de minimizarla.

Medidas anti huella ecológica

El objetivo principal de tomar ciertas medidas en nuestro día a día, no es otro que minimizar esa huella que dejamos a nuestro paso. Eliminarla por completo resultaría imposible, por numerosas cuestiones, pero poner nuestro granito de arena, ayuda más de lo que nos imaginamos. Por lo que podemos empezar por una de las acciones más simples: el transporte.

Utilizar el transporte sostenible es una de las mejores y más sencillas medidas anti huella ecológica. Al alcance de cualquiera, puesto que no se trata de comprarse un coche eléctrico, sino de utilizar las alternativas sostenibles a los medios más contaminantes como son las motos y los coches. Utilizar la bicicleta, el transporte público, los patines o caminar, son actividades tan buenas para el medio ambiente como para quien las realiza. No conducir vehículos contaminantes, reduce la huella hasta en un veinte por cien. Reducir el uso del transporte privado, conlleva otros beneficios como la disminución de atascos o menor contaminación del aire. Al mismo tiempo, para realizar viajes de corta distancia, mejor el autobús o el tren, en lugar de avión.

Fácil y cómodo, el transporte es una de las soluciones más sencillas de adoptar.

Pasamos a una cuestión algo más peliaguda: la vivienda sostenible. Sin duda una excelente medida y de fácil implantación, según el caso y la circunstancia. Aquí debemos ser conscientes de que no todo el mundo puede permitirse ciertos cambios, aun así, algunas medidas se pueden tomar. Por ejemplo utilizar bombillas de bajo consumo, instalar paredes y techos aislantes, ventanas de doble cristal y adquirir aparatos eficientes como la grifería, inodoros o cabezales de ducha, para minimizar el gasto de agua. Atención a los productos de limpieza, si no son tóxicos para las personas, tampoco lo son para el planeta.

De aquí nos vamos a los hábitos de consumo y el uso de las energías. Algunas acciones simples, implican un gran cambio. Mejorar los hábitos de consumo puede ser una acción muy simple pero reduce la huella ecológica de forma efectiva:

  • Mantener el termostato relativamente bajo durante el invierno y disminuir el uso del aire acondicionado en verano. Además mantener los filtros de aire limpios para que funcione con mayor eficiencia, ayuda a reducir la huella.
  • Desenchufar los dispositivos eléctricos cuando no están en uso, ya que la opción stand by, consume.
  • Otras acciones pueden ser dejar secar la ropa al aire, siempre que sea posible, descongelar el frigorífico y congelador regularmente…
  • Se aconseja adquirir bienes de segundamano siempre que sea posible y evitar los productos y artículos de un solo uso. Importante la reducción o eliminación del uso de plásticos de un solo uso como bolsas, vasos de café, envases… optando por tela o metal
  • Reducir el consumo proporcionando una segunda vida a los objetos que tenemos, reparando los que no funcionen y adquirir productos de calidad con mayor esperanza de vida útil.
  • Reciclar todo los desechos reciclables como el cartón, el papel, el plástico, el vidrio…
  • Reducir el consumo de agua, con duchas más cortas y espaciadas en el tiempo, utilizar lavadora y lavavajillas cuando estén llenos, etc.

Como se puede observar, algunas medias son fácilmente aplicables en cualquier momento. Ahora veamos qué podemos hacer con algo tan importante como la alimentación

En cuestiones culinarias, existe sostenibilidad, por supuesto. Implantar medidas puede resultar igual de sencillo, pues se trata de hacer la compra de alimentos locales y de temporada. Aquellos que no se hayan transportado desde largas distancias, reduciendo la huella de carbono asociada a la producción y comercialización. Comprar los alimentos de producción ecológica que garantizan el mínimo uso de insecticidas y fertilizantes en su producción. De ser posible, cultivar la propia comida, como frutas y verduras. El huerto urbano cobra protagonismo y ayuda a reducir la energía empleada y los desechos asociados a la comida que derivan del transporte y conservación. Reducir el consumo de carne es otra de las medidas más acertadas. No solo porque la industria cárnica es responsable de la emisión de gases de efecto invernadero más elevada, sino porque además es saludable para el organismo.

A partir de aquí, cada uno decide si quiere conocer su huella ecológica o seguir en la ignorancia. Tomar medias al respecto y contribuir con la sostenibilidad en el momento presente, para poder disfrutar de un futuro más sostenible en el que los recursos, no sean un problema. Con todos los que somos, con un granito cada uno, tendremos una gran montaña.

 

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